miércoles, 19 de diciembre de 2018

LAS BOTELLAS Y LOS HOMBRES - cuento de Julio Ramón Ribeyro (resumen)


Mientras Luciano y su amigo jugaban tenis en un club, recibe una visita, su padre, después de ocho que los abandono a su madre y a él, al verlo, se queda pálido, y temblando, se toma una cerveza, y sale a recibirlo. Ahí estaba un hombre calvo, le estiro la mano para pedirle unos chauchas. Y Luciano le dice eso no es la manera de saludar; mas este le responde disculpa ñato, pero estoy sin trabajo. Luciano le invita a pasar al club, y en una cantina pidió cerveza y su padre pisco, ambos permanecieron callados, su amigo, con quien antes había estado jugando tenis, se le acercó y Luciano lo presento como su padre, el amigo sorprendido, hacía tiempo que no lo veía dijo Luciano.; he estado en el sur, chile, argentina; yo me dedico a los negocios de vino, de ferretería añadió el viejo.
El Joven lo miraba atónito, su padre quiso invitar una copita, Pero Luciano dijo que tenían que terminar una partida de tenis, se despidió dándole todo el dinero que tenía en su bolsillo. Su padre le dijo que le espera a las seis en el “jardín de santa rosa”, lugar de recreo. Luciano llego más de la seis y se puso su mejor zapato, su mejor terno, para impresionar a su padre, Aunque él sabía por qué lo consideraban en el club; sabía secretos de los socios. Él fue con la idea de encararlo, al llegar, su padre le dio un abrazo y él lo correspondió, después de años era necesario un abrazo, y olvidó de sus ropas de sus rencores, su padre invito unas copas o los empleados y Luciano se hizo cargo de la cuenta; su fama de guarapero lo hizo rápidamente famoso, Luciano tuvo que caminar cogiéndolo del brazo, el viejo hizo una apuesta de una docena de cerveza con los empleados, en el juego el sapo, ganándolos con facilidad. Luciano asombrado y luego el viejo se jugó una partida de bochas, ganando con elegancia a sus adversarios. Se retiraron del jardín santa rosa, salieron abrazados y cantando con dirección al “once Amigos Bolognesi” a la victoria, y ahí Luciano orgullosamente, grito, señores les presento a mi padre, nos encontramos en la calle, hacía ocho años que no lo veía, ahora todo el mundo toma con nosotros, y el viejo rápidamente se hizo de amigos, y con las historias que inventaba todos lo escuchaban. Tanto fue la emoción de Luciano, que le dio un beso en la boca a su padre. Todo parecía marchar bien, hasta que el viejo hablo de su mujer, ella se acostaba con todos, en eso todos rieron, y al instante que Luciano le reventaba los labios de un cabezazo. A los dos les votaron a la calle, se dirigieron a una calle, aquí está bien, dijo el viejo, se remangaron la camisa, cuadrándose tomaron distancia para dar inicio a la pelea, Luciano vio que su padre tenía la guardia abierta, y cuando le fue a dar un puñetazo vio el rostro de su padre, que estaba asustado, y se quedaron mirando, pero el viejo le propino un puñetazo en el esternón y otro puntapié en el estómago, y cayo el viejo de espaldas en la pista; Luciano salió corriendo, pero deteniéndose, volvió y arrastro  a su padre que dormía en la pista, lo arrastro hasta la vereda. Volvió para mirar por última vez, esa ilusión de padre, y se fue.
                                         


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