miércoles, 19 de diciembre de 2018

SILVIO EN EL ROSEDAL - cuento de Julio Ramón Ribeyro (resumen)

El Rosedal era una hacienda ubicada en los alrededores de la ciudad de Tarma, el propietario entonces don Carlos Patermoster decidió venderla y así poder retirarse de Tarma y poder ir a vivir a la ciudad de Lima, fue así que pudo contactarse con Don Salvatore Lombardi quien tenía como sueños regresar a su país natal (Italia), para poder demostrar que pudo alcanzar sus sueños y vengarse de su primo Luigi Callini, quien de niños le rompió la nariz y le quito a la novia que tuvo. Pero no pudo regresar a Italia, pues se había dado inicio a la Segunda Guerra Mundial y tuvo que desistir de su idea de regresar, aparte de ellos Don Salvatore contrajo una enfermedad pulmonar por lo cual el médico le aconsejo que buscara un lugar apacible donde descansar y pasar el resto de su vida. Pero Don Salvatore después de tres meses de vivir en Tarma murió atragantado por una pepa de durazno. Es así como su hijo Silvio quedo como heredero de la inmensa hacienda llamada el Rosedal.
En primera instancia Silvio no supo que hacer tan grande herencia recibida, tenía la idea de venderla o de conservarla y dejarla en manos de un administrador y vivir de las ganancias que esta generara, pues la mayor parte de su vida el paso encerrado en una ferretería, puesto a despachar por su padre desde antes de terminar el colegio. Él no sabía nada de ganadería, así que no sabía cómo tomar lo que se le había venido, pero al llegar Silvio a la Hacienda se llegó a enamorar de ella, y decidió terminar de refaccionar algunas cuantas cosas que faltaban en ella, pues tenía la hermosura que solo él podía apreciar, viendo los rosales que tenía, y sus grandes sombríos que en él había, los lugareños de entonces lo acogieron con mucha reticencia, pero al pasar el tiempo se dieron cuenta que era un hombre noble, humilde y sencillo y sobre todo soltero, cosa que fue más apreciada en el por los tarmeños y la sociedad de entonces.
Pasaron los años y Silvio está plenamente instalado en la hacienda y la vida campestre. Y decidió ya no salir más, ni frecuentar la ciudad de Tarma, por un buen tiempo estuvo aislado de los demás, encerrado en su habitación, un día decidió escalar los cerros de la hacienda cosa que no había hecho hasta entonces, a una media hora de haber comenzado su escalinata, sintió los pies hinchados y se sintió sumamente extenuado, pero puedo apreciar desde esa altura la hermosura de sus hacienda y las figuras triangular que poseía la misma, el ver los hermosos paisajes que tenía su propiedad lo motivo para tomar la decisión de salir de su encierro y volver a sociabilizar con los lugareños, a veces viajaba a la ciudad de lima donde son conocer a nadie deambulaba por el lugar, a veces se ponía a fornicar con mujeres del lugar, comprando cosas sin sentido y regresaba a Tarma con el alma vacía.
 Una mañana cuando paseaba por el rosal se encontró con Felicito Pumari, quien le dijo que para que para mantener el rosal tan lindo como siempre se veía solo tenía que seguir una tradición que su padre le enseño y a su padre, el padre de su padre y así sucesivamente, en ello Silvio encontró el estímulo para poder continuar indagando sobre el significado de la palabra SER, lo cual cada día lo hizo con más empeño, pasado el tiempo tomo la decisión de tomar clases de violín y pudo contactarse con Rómulo Cárdenas, quien entusiasmado acepto dar clases a Silvio, quien poco a poco pudo tocar con él en la iglesia y en el mismo Rosedal, ofreciéndose solitarios conciertos de violín, pero con el pasar del tiempo se desligo de su maestro de violín y dejo de practicar este arte. Recibió a su tía y prima en su casa quienes llegaron a Tarma luego de tres meses de viaje. Al llegar a Tarma, con el pasar del tiempo el dio pistas de su más grande secreto a Rosa para poder encontrar el significado de la palabra SER. Su obstinación por saber el significado nunca lo dejo tranquilo y así continuo con su pertinente obsesión por saber que significada lo que había descubierto en un inicio.

                                      

No hay comentarios:

Publicar un comentario