Perico era un niño ansioso por comer
los merengues blancos y vaporosos de la pastelería de la esquina. Para eso
espía a su madre y le roba veinte soles para gastárselo todo en merengues.
Pero al llegar a la pastelería se
encuentra con el dependiente que siempre lo expulsaba con un coscorrón por no
tener dinero.
Ese día había muchos clientes y
estaba confiado con el poder del dinero, pero nuevamente tratan de expulsarlo.
Perico no obedeció y pidió veinte soles de merengues. Los clientes miraban
intrigados, el empleado pidió ver el dinero y el niño le mostro, aun así, le
acusaron de bromear y él se sintió abochornado. Empezó casi a rogar y
finalmente le piden que lleve una nota de su mamá, pues no creen que ella haya
encargado tantos merengues. Luego le dan un coscorrón y lo sacan de la
pastelería. Perico sale furioso y llega a los barrancos donde arroja las
monedas una a una pensando que nada valían en sus manos pensando que un día
cercano, crecerá y cortara la cabeza de todos los hombres que no le creyeron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario